Blog ETER - 2007

El Jueves Humahuaca amaneció distinta porque ya se respiraba en el aire que no era un Jueves como cualquiera. En la plaza el movimiento se advertía desde temprano y la radio municipal transmitía desde allí porque era una jornada especial en el Noroeste argentino: a un día del desentierro del carnaval, se celebraba el Jueves de las Comadres. Los actos comenzaron cerca del Monumento a la Independencia donde se encontraba instalado un Mojón, una especie de planta gigantesca donde todos los concurrentes hacen sus ofrendas a la Pachamama derramando en él todo tipo de líquidos (agua, gasesosas, alcohol) y prendiendole inciensos que desparramaban un humo con un olor persistente. Al mismo tiempo, y cerca de ahí, las Comadres ofrecían al público las variedades de Chicha (de Maíz y de Maní) y empanadas.
Cuando la multitud se desconcentró, el interés estaba puesto en el anfiteatro próximo al Monumento, donde se iban a desarrollar los diversos números artísticos. El primero fue el de las Comadres Ernestina y Candelaria Cari, dos hermanas que mediante canto de coplas con caja se dedicaron a entretener a los concurrentes. (esto se llama topamiento de Comadres). Al parecer estas hermanas artistas son las que llevan adelante toda la maquinaria carnavalesca en Humahuaca, y son reconocidas en lo suyo, ya que actuaron en el último festival de Cosquín.
Tengo que reconocer que este tipo de canto con caja es para escucharlo un ratito nomás (las copleras cantaron por más de diez minutos) ya que las coplas tienen todas la misma melodía y después de escuchar cinco minutos ya aburre un poco.
Luego de ellas hicieron lo suyo diferentes grupos folclóricos que eran alternados con la actuación de otras copleras que subían al escenario con sus cajas.
A todo esto, quedé impresionado con el aguante de los jujeños que pueden permanecer sin inmutarse, ya sea tocando o bien sentado frente a un escenario desde bien temprano hasta bien entrada la noche.