20 febrero 2007
Desde el Norte: Los Alegres de Humahuaca
Ya en pleno carnaval, ayer almorcé en una especie de locro popular organizado por la familia Cari, la misma de las Comadres del post anterior.Después de un rato, el sonido de las cajas, bombos, trompetas, pitos y el mismo canto se hicieron presente en las calles de Humahuaca: la comparsa "Los alegres de Humahuaca" ya estaba en acción. La cosa es así: cuando una comparsa recorre las calles uno puede seguirla pero son los integrantes de la comparsa los que hacen invitaciones a la gente para ir a bailar, cantar y (por supuesto) tomar en una casa del pueblo. Así fue que yo y mis compañeros del hostel seguimos a los alegres en su recorrido por las calles del pueblo. Llamó la atención el hecho de que cuando la comparsa pasó frente a la iglesia la música y el canto cesaron por completo, dando lugar a un silencio sepulcral. Al preguntar el porqué alguien me dijo que es porque el carnaval que está personificado por el Diablo le rinde su respeto a Dios. Una vez pasada la vereda de la Iglesia los cantos y la música se reanudaron.
Tiempo después, llegamos al destino final donde se iban a suceder las guerras de espuma y talco al ritmo de los carnavalitos primero y la cumbia después (la cumbia, siempre la cumbia...). Cabe destacar las diabladas, es decir los bailes de los diablos con sus trajes coloridos llenos de espejitos que son espectaculares. Viendolos me ponía a pensar que estos disfraces nada tienen que envidiar a los disfraces de otros carnavales, como por ejemplo Gualeguaychú o Brasil.
Al estar allí uno también tiene que tomar todo lo que le den. Y...uno no se va a negar. Porque me entere que si te negas a tomar, los lugareños lo consideran una ofensa y te hacen tomar el doble. Otra cosa particular es que toda la bebida que sobra se tira, pero no por un acto de ofrenda a la Pachamama sino como queriendo decir "mirá la bebida que preparé para que tomes y no la tomaste, ahora la tengo que tirar". Así es que amplié mi escasa cultura alcoholica probando la Chicha de Maíz (que esta vez, a diferencia de la primera vez que visite Jujuy, me gustó), y la Saratoga (vino blanco con limón y azucar: ríquisimo). Desde ahí, la comparsa se iba moviendo por diferentes lugares del pueblo y, según me dijo uno, hasta las seis de la mañana del día siguiente no paraban.
Recién eran las cuatro de la tarde.
Ariel.
Tiempo después, llegamos al destino final donde se iban a suceder las guerras de espuma y talco al ritmo de los carnavalitos primero y la cumbia después (la cumbia, siempre la cumbia...). Cabe destacar las diabladas, es decir los bailes de los diablos con sus trajes coloridos llenos de espejitos que son espectaculares. Viendolos me ponía a pensar que estos disfraces nada tienen que envidiar a los disfraces de otros carnavales, como por ejemplo Gualeguaychú o Brasil.
Al estar allí uno también tiene que tomar todo lo que le den. Y...uno no se va a negar. Porque me entere que si te negas a tomar, los lugareños lo consideran una ofensa y te hacen tomar el doble. Otra cosa particular es que toda la bebida que sobra se tira, pero no por un acto de ofrenda a la Pachamama sino como queriendo decir "mirá la bebida que preparé para que tomes y no la tomaste, ahora la tengo que tirar". Así es que amplié mi escasa cultura alcoholica probando la Chicha de Maíz (que esta vez, a diferencia de la primera vez que visite Jujuy, me gustó), y la Saratoga (vino blanco con limón y azucar: ríquisimo). Desde ahí, la comparsa se iba moviendo por diferentes lugares del pueblo y, según me dijo uno, hasta las seis de la mañana del día siguiente no paraban.
Recién eran las cuatro de la tarde.
Ariel.
Comments:
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Qué buena la fiesta!!!! Me alegro que la estés pasando tan bien y disfrutando del carnaval humahuaqueño, que, según tu colorido relato, es de puta madre. Que siga el baile entonces, y que siga el viaje por el norte. y por suspuesto que sigan los relatos y las naraciones. Ah y si te acordás traete una botellita de chicha de maíz para brindar a tu regreso.
Desde Buenos Aires se puede saborear...
Un abrazo fuerte y a seguir el disfrute.
Mucha fortuna, Magallanes.
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Desde Buenos Aires se puede saborear...
Un abrazo fuerte y a seguir el disfrute.
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