13 octubre 2006

 

La oposición segun el Evangelio.

La Iglesia católica se presenta hoy como la única oposición real al gobierno del Presidente Kirchner.
Diluida la rivalidad partidaria, con la mayoría parlamentaria, los superpoderes y los decretos de necesidad y urgencia a su disposición, el camino a la reelección parecería allanado…Pero no, todavía faltan algunos rounds en la pelea en la que el gobierno quiere ser el único ganador. Y ahora el contrincante a derrotar está del lado de Dios.
En los últimos días la pelea entre el ejecutivo y el episcopado fue subiendo de tono hasta ponerse castaño oscuro. Ante las palabras del vocero del Arzobispado de Buenos Aires, Guillermo Marcó, quien acusó al gobierno de “alentar los odios” en la población, Kirchner advirtió que “el diablo llega hasta debajo de las sotanas”. Sin tener en cuenta que los religiosos dejaron de usar estas prendas hace mucho tiempo. Esto marca la distancia que existe entre ambos.
Pero volvamos un poco atrás en el tiempo para entender porque tanto malestar con la curia.
En su afán de centralizar el poder, Kirchner parece estar dispuesto a todo. Y ese todo incluye el apoyo al Gobernador de Misiones, Carlos Rovira. Un incondicional de la primera hora, quien ahora pretende la reforma de la Constitución provincial para perpetuarse en el poder. Pero la rereelección todavía no está garantizada, a pesar del apoyo del jefe de Estado.
Del otro lado, como oposición, está la figura del Obispo Joaquín Piña, principal contrincante de Rovira para las elecciones constituyentes. Los partidarios de la iglesia quieren, a toda costa, que se impida la modificación de la Carta Magna. Cuya reforma, que sería sólo en un punto, implicaría la posibilidad de una reelección infinita.
En el ínterin de la pelea con el Gobernador de Misiones, el Vaticano le concedió a Piña la jubilación. La misma que el religioso había solicitado junto a su renuncia en mayo de 2005, al cumplir 75 años. Y que esperaba le fuera otorgada para fin de este año. Sin embargo los tiempos se aceleraron y las conjeturas acerca de la presión del gobierno ante la curia romana para apurar la salida de Piña no son nada descabelladas. Pero la continuidad ideológica en cuanto a la negativa reeleccionista está garantizada, ya que el sucesor de Piña, el sacerdote cordobés Marcelo Martorell, está en la misma sintonía.
En consecuencia ante la falta de argumentos reales, que sirvan para dilapidar a los oponentes, Kirchner siempre mete mano en el pasado. Entonces empieza a buscar en el archivo de los años de plomo para ver que hacía cada uno. Y allí se empieza a mezclar todos, se pierde el sentido de la discusión. Y el eje del debate que era la permanencia indefinida en el poder por parte de Rovira termina en la responsabilidad de la iglesia durante el Proceso. Que por cierto la tuvo…
Así las cosas, habrá que esperar los resultados que arrojen las elecciones constituyentes en Misiones. Si el obispo Piña obtiene el respaldo del electorado, la reelección indefinida de Rovira habrá quedado en el olvido. Entonces, la iglesia, el último bastión de la oposición saldrá fortalecido. De lo contrario el Presidente seguirá su camino triunfante a los comicios del próximo año en busca de su segundo mandato.
Entonces, Dios dirá.

Magallanes.

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